Advocatum Abogado

 

La respuesta más sencilla a este interrogante pasa por la de aquello de que tengo un problema o quiero informarme antes de tenerlo, pero dado que encontrarse en la tesitura de tener la necesidad de un/una abogado/a equivale en la mayoría de las ocasiones y para el más común de los y las mortales a un momento delicado y generalmente de alta tensión emocional, trataremos de profundizar en la respuesta.

Aquellos y aquellas que se dedican a la abogacía, por definición, son personas que han culminado con éxito los estudios pertinentes para dotarse de los conocimientos necesarios para tal menester y además se hallan bajo la supervisión de un colegio profesional, que amén de garantizar que dichos profesionales cumplan con los requisitos necesarios para el ejercicio de la profesión se encargan de que lo hagan bajo un código de conducta deontológica adecuada.

Bien es cierto que en nuestro refranero halla cobijo esta profesión, en aquello de “abogado, juez y doctor, cuanto más lejos mejor”, “buen abogado, mal vecino” o el más afamado del “pleitos tengas y los ganes”. No obstante, cierto es también que todas o casi todas las profesiones y profesionales cuentan con sus propias “alabanzas” poco-laudatorias.

Al margen de que nuestras Leyes exijan la obligatoriedad de contar con un abogado en la mayoría de los procedimientos judiciales la labor de un/una abogado/a va más allá de la vida de los Juzgados. La intervención letrada en la confección de un contrato, en el asesoramiento previo a la firma de un acuerdo en el que se establecen derechos y obligaciones a las partes, en todo tipo de gestiones previas a cualquier reclamación judicial, etc,… es vital para evitar mayores gastos económicos, la dilatación de la solución del problema, el propio agravamiento del mismo y, porque no decirlo, también aliviar el coste emocional que muchas veces supone cualquier tipo de conflicto.

La labor preventiva es tan importante en la materia que nos ocupa como en la propia salud. Contar con asesoramiento letrado previo es vacunarse, acudir a un/una abogado/a tan pronto se detecte el riesgo de un conflicto es acudir a urgencias de un hospital antes de que las heridas se infecten.

Las personas que nos dedicamos a la abogacía somos de todo tipo de colores y tamaños, como el resto del mundo, y a ustedes, los clientes, les corresponde elegir la que mejor les convenga.